¡Hola! Espero se encuentren bien y para quien no lo esté tanto ¡arriba ese ánimo!, recuerden que, a pesar de todo, la vida sigue y, con cada nuevo despertar existe un pequeño regalo, no importando si el día es gris.
Dejo una nueva anotación del diario, es breve. Pero se darán cuenta que descubre en parte al personaje, bueno en la entrada anterior nos enteramos del nombre.
¡Qué tangan un lindo día, tarde o noche!
Viernes, 01 de agosto
Hoy, es un
día espacialmente nostálgico. Pasé gran parte de la noche pensando en Isabel.
Sé lo lejos que estoy de casa, y no me refiero en especifico a la distancia geográfica
sino a la temporal, que por estos días es infranqueable.
Cuando
éramos niñas con mi hermana adoptamos la traducción inglesa común a nuestros
nombres; ella pasó a llamarse Elizabeth, y yo, Catherine. Además, no existió
quién nos hiciese desechar la idea de ser gemelas. Después de todo, el
llevarnos por dos años no fue excusa suficiente para nosotras; teníamos la
misma estatura y nadie podía negar el parecido. Así, luego de una discusión
matemática bastante agitada con nuestros padres, ellos no pudieron negarse a que
diéramos una fecha para nuestro nacimiento en conjunto, el primer día de
agosto.
Los
teléfonos siempre me resultaron molestos por considerarlos un enemigo de la
libertad que buscaba, sin embargo… cuánto extraño ese pequeño aparato que, en
la magia de mis días normales, me negaba a contestar. Resulta extraño despertar
sin entusiasmo este día, recordando cosas que hace mucho deseaba entregar al
olvido. Isabel, nunca dejó morir la fantasía infantil que nos unió por años; y esta
mañana, sabiendo lo imposible de mi anhelo, es su voz lo primero que deseaba
oír.