domingo, 2 de agosto de 2015

Diario de una Dama Austeniana



¡Hola! Espero se encuentren bien y para quien no lo esté tanto ¡arriba ese ánimo!, recuerden que, a pesar de todo, la vida sigue y, con cada nuevo despertar existe un pequeño regalo, no importando si el día es gris. 

Dejo una nueva anotación del diario, es breve. Pero se darán cuenta que descubre en parte al personaje, bueno en la entrada anterior nos enteramos del nombre.

¡Qué tangan un lindo día, tarde o noche!
Viernes, 01 de agosto

Hoy, es un día espacialmente nostálgico. Pasé gran parte de la noche pensando en Isabel. Sé lo lejos que estoy de casa, y no me refiero en especifico a la distancia geográfica sino a la temporal, que por estos días es infranqueable.

Cuando éramos niñas con mi hermana adoptamos la traducción inglesa común a nuestros nombres; ella pasó a llamarse Elizabeth, y yo, Catherine. Además, no existió quién nos hiciese desechar la idea de ser gemelas. Después de todo, el llevarnos por dos años no fue excusa suficiente para nosotras; teníamos la misma estatura y nadie podía negar el parecido. Así, luego de una discusión matemática bastante agitada con nuestros padres, ellos no pudieron negarse a que diéramos una fecha para nuestro nacimiento en conjunto, el primer día de agosto.

Los teléfonos siempre me resultaron molestos por considerarlos un enemigo de la libertad que buscaba, sin embargo… cuánto extraño ese pequeño aparato que, en la magia de mis días normales, me negaba a contestar. Resulta extraño despertar sin entusiasmo este día, recordando cosas que hace mucho deseaba entregar al olvido. Isabel, nunca dejó morir la fantasía infantil que nos unió por años; y esta mañana, sabiendo lo imposible de mi anhelo, es su voz lo primero que deseaba oír.